Martes 13 de febrero

Durante la clase dictada el martes 13 de febrero se le dio continuidad a la discusión sobre la cultura universitaria y los orígenes de la universidad moderna. Así, en éste encuentro nos trasladamos de la Edad Antigua, engrandecida por los griegos, a la Edad Media con el posicionamiento de Oriente como centro del saber y los más importantes destellos en el oscurantismo europeo hasta el Renacimiento y las revoluciones burguesas.

En primer lugar se destaca el papel de Oriente que tras la caída de la cultura Greco-Romana se convierte en el primer lugar donde se rescata y da continuidad a su ciencia. Aquí grandes bibliotecas se erigen y junto a estas, las primeras universidades del mundo, como Al-Karoine, la de Bagdad y la de Isfahán.

De manera similar a sus antecesores, los islámicos estudiaban la gramática, el saber hablar; la lógica, la ciencia del pensamiento racional; la retórica, el arte del convencimiento y la música, la astronomía, geometría y aritmética. Las tres primeras disciplinas componían el Trívium y las otras cuatro, el Cuadrívium y juntas –pensaban éstos- constituían la herramienta para conocer todo: eran el camino inicial para pensar mejor y desarrollar la abstracción.

Por otra parte, en Europa se fundan las llamadas catedralicias donde inicialmente se realizaba la formación del clérigo, aunque -a falta de colegios- también se encargaran de la educación de nobles. En éstas instituciones, por herencia árabe, se estudiaba también el Trívium y el Cuadrívium, además de teología y diversos saberes abstractos, ya que para este tiempo Europa era una sociedad eminentemente religiosa y conservadora, de ahí que múltiples teorías materialistas como la de Aristóteles y Tomás de Aquino fueran en un principio prohibidas.

Como un paréntesis, vale mencionar que este tipo de obras griegas, perdidas para los europeos, fueron redescubiertas por éstos tras las múltiples cruzadas a Oriente donde se tuvo la oportunidad de traducir e interpretar los textos que los árabes conservaban.

Sin embargo –regresando al hilo principal- este estado de la escolaridad europea mejoraría cuando reyes, príncipes y Papas notaran el gran poder de las instituciones educativas para con la sociedad, por lo que les brindarían un amplio apoyo y exenciones, además de elevarlas al título de ‘Estudium Generale’, que haría de las catedralicias centros de formación más allá de la clerical. Tan grandes serían las nuevas instituciones que congregarían a estudiantes de todas la naciones bajo un solo cuerpo, estatutos y reglas.

Pero los más grandes pasos llegarían con la separación de grupos de estudiantes de éstas para fundar sus propias corporaciones de estudiantes o universidades; Universitas Scholarium, como la de Bolonia, la de París o la de Oxford, por mencionar las primeras. Aquí los estudiantes contrataban sus propios profesores y seleccionaban autónomamente un rector. El modelo actual donde profesores, alumnos y demás miembros participan todos en igualdad vendría más adelante con la formación de corporaciones de estudiantes y profesores.

Similarmente a las catedralicias, las universidades se caracterizaron por un carácter cosmopolita y la estructuración de estatutos, textos y reglas. Sin embargo, habría algunas diferencias importantes, como la división por facultades, las cuales podrían enfocarse en un saber específico (medicina, derecho, teología…) sin obviar el círculo común compuesto por el Trívium y el Cuadrívium.

Respecto al tipo de formación que se daba en las Universidades es importante destacar el papel que la argumentación y el pensamiento crítico aquí tenía –aunque desde la universidad islámica se gestó fuertemente, veamos la similitud de éste modelo con el de los Goliardos, como Abelardo-  lo que se manifiesta en la estructura de las clases o Lecciones donde un ‘Lector’ (profesor) realizaba la lectura de algún texto de la tradición para un posterior planteamiento de ‘Cuestiones’ (preguntas) respecto a lo leído, para finalizar con un ‘Disputa’, donde los estudiantes tienen la oportunidad de desarrollar su argumentación; discuten, comentan, toman y critican posiciones respecto a las ideas presentadas.

Estas Lecturas se dictaban en latín y abordaban temas como el saber de los árabes, los griegos y una vez superadas algunas barreras de la iglesia, la síntesis tomista y la teoría aristotélica; en las lecturas leen, comentan y repiten la tradición.

Por otra parte es importante resaltar que ya para el  SXVII y XVIII las universidades no eran las únicas instituciones dedicadas a la formación de las personas; para esta época se nacen las llamadas Academias Científicas, lugares dedicados a encarar los problemas prácticos de la sociedad y la naturaleza, ya que durante toda su historia las universidades habían ensimismado en la actividad y los problemas abstractos alejándose del aspecto práctico, instrumental de la acción humana. Algunas Academias representativas son la Royal Society en Inglaterra y los Lincei de Italia.

Si bien, las mencionadas instituciones no permanecerían separadas por mucho y con la llegada del SXIX y las revoluciones burguesas, en países como Francia estas pasarían a formar un solo cuerpo y las Universidades se convertirían en instituciones pragmáticas; la universidad napoleónica.

De manera similar, en Alemania, Wilhelm Humboldt introduciría importantes cambios con la Universidad de Berlín que se volvería a la producción de nuevo conocimiento científico el primer objetivo de las universidades; nace el proyecto de investigación como manera de guiar la generación de conocimiento en las universidades.

Ya llegados a este punto nos acercamos al concepto de la universidad moderna donde las disciplinas y profesiones tienen por principal objetivo la investigación, la reorganización racional de la acción humana y el conocimiento y la integración de las mentes de todo el mundo bajo ese mismo objetivo. Donde hay dialogo se desarrolla el conocimiento.